viernes, 31 de diciembre de 2010

ROCKOPOP. CANCIÓN DE NAVIDAD

jueves, 30 de diciembre de 2010

AQUELLOS MARAVILLOSOS AÑOS 80. AMENAZA BAJO EL MAR


Recuerdo que vi la película “tiburón” en el cine pescadores de Punta Umbría, debía ser una reposición, ya que la película era del 75. La cuestión es que una tarde de verano aparqué mi bicicleta Torrot frente al cine, ataviado con la indumentaria habitual: braga naútica, camiseta de comando G y zapatillas cangrejeras de goma, para disfrutar de este clásico del cine.

Mientras daba cuenta de un paquete de palomitas, el nuevo jefe de policía de «Amity Island»: Martin Brody (interpretado por Roy Scheider) oteaba el horizonte en busca de un gran blanco que se estaba alimentando de los veraneantes de la isla. A medida que la película avanzaba, el jiñe iba en aumento, debido al buen hacer de tito Spielberg unido a la candidez propia de los niños que nacimos en los 70.

Memorable fue el momento en que el viejo capitán Quint revela que estuvo a bordo del SS Indianápolis, y que los tiburones se comieron a una cantidad considerable de naúfragos. Pero cuando se nos hizo el culo fanta fue cuando relató como al morder se les ponían los ojos blancos, “como los de un muñeco” decía el gachó.

El dueño del cine pescadores le sacó rendimiento a la película, que después pasó a proyectarse en otro templo puntaumbrieño del séptimo arte: “El cinemar San Fernando”, la cuestión es que aquel fue un verano de sombrilla y charquito; cualquier sombra en el mar provocaba la relajación de esfínteres y posterior estampida infantil, eran duros tiempos de jindama.

Pero el tiburón blanco (Carcharodon carcharias) es una puta mierda, comparado con ese ser de leyenda, ese leviathan mítico que aterraba a los niños de nuestra generación: La digestión. La digestión es el fenómeno marino que más vidas ha sesgado, al menos era lo más temido en las playas ibéricas.

Recuerdo esas tardes de agosto, con la orilla llena de niños en braga naútica, que hacían frenéticamente el camino entre la orilla y la sombrilla para preguntar a su madre si se podía bañar. La madre, como una suerte de oráculo estival oteaba al horizonte, miraba su reloj y te decía si te quedaban dos horas, tres o las que fueran para terminar de hacer la digestión. Era acojonante que siendo aquello algo tan sumamente importante no estuviera reglado por la OMS, se había dejado a criterio de las madres, y cada una tenía su propia vara de medir, su verdad absoluta. Había familias de la escuela de las tres horas, otras de la de la hora y media…

Esta tesis se reforzaba cuando los de la cruz roja sacaban a alguien del agua, ahogado, accidentado, víctima de un infarto… La gente se arremolinaba en torno al desgraciado bañista, y alrededor del corro una multitud preguntaba qué había pasado. “Un corte de digestión”, apuntaba alguien y todos los niños pensábamos para nuestros adentros “qué hija de puta”

Te terminabas tu filete empanado acompañado de tortilla y al cabo de un momento ya estabas preguntando: “¿Puedo bañarme?”, y la respuesta siempre era: “No, cuando hagas la digestión.” Cuando hagas la digestión… ¿Qué respuesta es esa para un niño? ¡No sabe muy bien cuantas horas tiene el día, mucho menos va a saber cuantas dura la digestión! Porque esa es la gran pregunta, ¿cuánto dura la digestión?, como he comentado anteriormente cada familia tenía su estándar de referencia, y esasvariaciones como comprenderéis volvían loco a unas criaturas para las que todo lo que durase más que un capítulo de David el Gnomo era una eternidad. La digestión tenía la duración que le saliese de las pelotas a quien te llevase a la playa.

Un corte de digestión no se produce por mojarse, si no por sufrir un cambio brusco de temperatura. Si el problema fuese mojarse, los percebeiros tendrían que trabajar en ayunas. Y es más, si de repente cayese un chaparrón sobre una playa, los que se hallasen en ella perecerían al instante.

Llamadme conservador, pero soy de esas personas que aún siente un profundo respeto hacia el referente conceptual digestión. Si he comido, estoy en la playa y quiero darme un chapuzón siento el impulso de esperar un poco para hacer la digestión, mi mente se llena de fantasmas del pasado. Pese a ser consciente que el fenómeno de la digestión podría englobarse dentro del terreno místico de la superchería, no deja de ser una creencia atávica, un referente cultural a mantener, por lo que entiendo que igual que un no creyente puede disfrutar con la semana santa andaluza, se puede practicar el ritual cultural de la digestión pese a que el fenómeno de su corte carezca de argumentación científica sólida.

lunes, 27 de diciembre de 2010

lunes, 20 de diciembre de 2010

AQUELLOS MARAVILLOSOS AÑOS 80. NARANJITO, ESE FRUTO

El otro día me crucé con un modernito de esos de gafapasta, vistiendo una camiseta homenaje al mito de los 80, el cítrico que cambió nuestras vidas e inculcó valores a toda la generación que nació en los 70: “Naranjito”.

España no ha sido nunca una potencia en el diseño de mascotas, más bien todo lo contrario, basta recordar a Cobi: esa especie de perro de diseño, dibujada a toda prisa, feo cual aborto de Belcebú o a Curro, un engendro de pájaro con nariz fálica recién salido del armario, pero Naranjito estaba hecho de otra pasta, no en vano está considerado por la I.M.A ( Internacional Merchandising Association) como la mascota perfecta.

Naranjito se impuso por escasa diferencia a las dos competidoras surgidas del talento de los diseñadores patrios: Solete y Torito, y se impuso por sus formas geométricamente perfectas, por la rotundidad de ese círculo naranja, reminiscencia freudiana del útero materno, ese círculo anaranjado y perfecto en el subconsciente colectivo rememora la visión del momento del parto desde el interior de la matriz, ese ir hacia la luz que marca el inicio de nuestras vidas y que se repetirá en el momento de nuestra muerte, resumiendo, Naranjito representa el concepto cíclico de la existencia, alfa y omega principio y fin del mundo.

Además de esto debemos entender el contexto geopolítico de aquellos años 80 en plena guerra fría; la URSS y los Estados Unidos pugnaban por una supremacía marcada por la amenaza nuclear y Naranjito supo simbolizar el ansia de paz de un mundo fragmentado y hastiado de vivir mirando de reojo al bunker. No en vano Naranjito era una naranja de la variedad Washingtonia (comúnmente conocida como Guachi) y a fin de cuentas el naranja no es más que el resultado de mezclar el rojo comunista con amarillo. No es este tema baladí, Mijail Gorvachov en su libro de memorias “Respondiendo al reto de los tiempos” recoge la sorprendente cita en su página 325:

“… La Perestroika se me ocurrió una tarde de abril en mi casa de Moscú mientras pegaba en el álbum de cromos de mi nieto la pegatina del magnifico portero soviético Rinat Dassayev, en una esquinita descubrí a naranjito y su imagen me acompañó como aparición nocturna, durante los años siguientes como fuente de inspiración, como una suerte de Prometeo contemporáneo que me traería la luz en los momentos de zozobra. Ese es un momento que compartí con mi nieto que nunca olvidaré, el otro fue cuando una tarde me desperté de la siesta y le pille enredándome en la calva con titanlux, pero eso es otra historia…”

Naranjito podía haber sido diseñado como una naranja redonda, perfecta, como un círculo armonioso y totémico, pero se le añadieron unas hojas verdes en la perola, con esto España le decía a los niños del mundo: ¡ Soy un vegetal, un ser vivo, no una puta pelota naranja!, si no cuidáis el planeta en unas décadas el clima cambiará. Con este gesto nimio, naranjito trataba de dar un puntapié a las conciencias de los niños, soñaba con un ejército de activistas de metro y medio en pantalones de campana, en cada Tito un ecologista, en cada Piraña un antisistema, en cada Pancho doliente un cachorro de Al Gore. Ahí observamos la cara rebelde de un Naranjito fruto de una agricultura ecológica y sostenible, que se postula no sólo como un ídolo de barro del merchandising, sino como el agitador social de las mascotas.

Con Naranjito además España se ponía en el mundo de nuevo, fue la primera vez que la mascota de un mundial lleva la equitación de una selección, le metimos un gol a la FIFA por toda la escuadra, porque naranjito era español y estaba orgulloso de serlo. Ya podía salir una foto de la selección de Honduras o de Brasil que Naranjito aparecía allí con su camiseta roja y sus calzonas azules, eso impregna a los niños de orgullo patrio, hace raza. En el mundial del 82 a España la mandaron para la venta del nabo a las primeras de cambio, pero delante de un Telefunken de madera se sentaba cada tarde un niño llamado Xavi Hernández y veía a Naranjito con la camiseta de España, delante de un Phillips con palillos en los botones la familia Iniesta veía a naranjito ataviado con la zamarra de la selección. El niño Iker casillas cambiaba cromos de naranjito en el colegio… Es decir Naranjito fue un motivador fundamental, fue una semilla que se sembró en los corazones de toda una generación de niños españoles que lo buscábamos dentro de los tigretón y las patatas matutano, como el que busca la honra perdida o la gloria robada.

Pese a todo, este es un país ingrato que tiene una deuda con muchos de los grandes hombres que han forjado su historia, y si esto pasa con los hombres que decir de las frutas… El otro día un amigo me contó que una vez terminado el mundial las promesas que el gobierno de la UCD le hizo por prestar su imagen se diluyeron como un azucarillo en café caliente. Estuvo durante años viviendo de la caridad de otras frutas.

Fue a finales de los 80 cuando lo detuvieron por primera vez, implicado en una red de trata de Kivis neozelandeses que traía engañados falsificando su documentación. Debido al escándalo su novia Clementina lo abandonó, y tras salir de la cárcel se le vió vagabundear con Citronio por el centro de Madrid, hasta que un día de verano aparecieron muertos y descuartizados en el fondo de un cubo de sangría. La versión oficial fue ajuste de cuentas entre frutos.

Clementina también murió a los pocos meses de sobredosis, para reconocer el cadáver llamaron al robot Imarchi, el único de la panda que logró prosperar gracias a sus contactos en una entonces emergente Microsoft.

Naranjito, Dios lo tenga en su Cítrica Gloria.

domingo, 19 de diciembre de 2010

ORGULLO ANDALUZ. MORANTE DE LA PUEBLA


El torero de la Puebla del Río, es un torero artista. Su hondura, pureza y clasicismo son adornados con pinturería propia de los grandes toreros de Sevilla. Está considerado como el más artista de la nueva generación. Con el capote es uno de los grandes maestros de la actualidad, sino el mejor.

Ciertamente no es muy variado en sus formas, pero su plasticidad y cadencia son a todos gustos sublimes, sin necesidad de recurrir a los excesos épicodramáticos.

Sublime faena acompañada por Diego Carrasco y Poveda.



sábado, 18 de diciembre de 2010

ZX SPECTRUM.BLACK OPS

GANCHITOS, CERVEZA, MARATHON DE CALL OF DUTY 3,2,1,...



miércoles, 15 de diciembre de 2010

LETRA MENUDA. VERDES Y RASGADOS. Folletín melodramático en tres Actos.

Parte III. 15 DE MAYO DE 1939

El tren recorrió los últimos metros lentamente, silbando entre una nube de humo. Se asomó a la ventana para ver a la gente agitar sus banderitas rojigualdas. Entre la multitud reconoció a su hermano Víctor, con ese porte gallardo que le había granjeado una merecida fama de conquistador. Vestía la camisa azul, el correaje y las botas de caña alta que rivalizaban en brillo y negritud con su pelo peinado hacia atrás.

Una vez se detuvo el tren, se acercó a la puerta para bajar de un salto. Víctor se acercó sonriendo para fundirse con él en un abrazo.

- “Coño Rodrigo, que bien se te ve de capitán, con esa pinta seguro que engañas a alguna y te casas”.

Se montaron en un viejo citroën negro, conducido por un falangista muy joven.

- “Andas con Chofer, debes ser un pez bien gordo…”

- “Hay mucho trabajo que hacer todavía, vosotros terminasteis el vuestro en el frente, pero todavía la guerra no está ganada, todavía no…”

Cuando llegaron a la plaza mayor escucharon un grito sordo de mujer, un grupo uniformado se arremolinaba en torno a un viejo autobús con el techo cargado de baúles. Víctor ordenó al chofer que detuviera el coche, y los dos hermanos se acercaron para ver que ocurría.

Una mujer joven estaba en el suelo con el vestido rasgado, dejando al descubierto sus senos desnudos. Sollozaba cubriéndose la cara con las manos.

- “¿Qué ocurre?”

- “Hemos descubierto a una puta bolchevique intentando abandonar la ciudad, los muchachos habían pensado divertirse un poco con ella antes de llevarla al camino”

- “¿Qué clase de animales sois?, en esta España nueva se acabó el libertinaje salvaje de las hordas rojas, que clase de cristiano se atreve ni siquiera a proponer eso….” dijo Victor.

Mientras su hermano discutía, Rodrigo se acercó a la muchacha, se inclinó junto a ella tomando su barbilla con su mano derecha, para preguntarle:

- “¿Cómo te llamas?”

- “Carmen”, dijo la mujer con la voz entrecortada, mientras levantaba la mirada.

Rodrigo descubrió entre los cabellos que tapaban su cara, dos ojos inmensos, rasgados y verdes, y cuando se quiso dar cuenta estaba mirándose en ellos, como el que se mira reflejado en un estanque.

Víctor soltó una carcajada y dijo a los hombres entre vítores:

-“Está bien, haced lo que tengáis que hacer pero en un lugar apartado, yo me lavo las manos como Poncio Pilatos, a fin de cuentas es una puta roja”

Rodrigo escuchó claramente las palabras de su hermano, entonces miró a los ojos de la chica durante unos segundos en los que se hizo el silencio, ya no escuchaba las risas y gritos de aquellos hombres vestidos de azul, sacó la pistola de su funda y apuntó a Carmelita que la cogió con las dos manos, depositando el extremo del cañon en su frente. Apretó despacio el gatillo, creyendo ver gratitud en aquella mirada de esmeralda.

Su hermano le abrió la puerta del citroën, se montó en el coche con la pistola caliente en la mano y los ojos empañados por las lágrimas. Era viernes.

LETRA MENUDA. VERDES Y RASGADOS. Folletín melodramático en tres Actos.

Parte II. 20 DE DICIEMBRE DE 1938

El invierno de 1938 fue especialmente duro, era común ver las cunetas sembradas con cadáveres de soldados muertos por congelación. El grado de capitán del cuerpo de ingenieros le otorgaba el privilegio de montar a Gladio, un caballo tordo, noble y fuerte que le acompañaba desde el 36, y eso sin duda en caminos con cuarenta centímetros de nieve era mucho.

Rodrigo Nuñez sentía un gran aprecio por aquel animal, no en vano era el caballo de su padre, un miembro de la familia además de un compañero de armas. Aquella noche una densa niebla lo cubría todo, el batallón avanzaba en silencio por una senda tortuosa y agreste, intuida por el surco que dejaba el paso errático de los soldados.

De pronto un crujido seco rompió el silencio, como si un tronco se hubiese roto bajo el caballo, que cayó como un peso muerto arrastrando consigo al jinete. El caballo relinchaba de dolor con los ojos desorbitados; Rodrigo reparó en su pata trasera quebrada como una rama seca; el hueso había aflorado y un charco de sangre comenzó a teñir la nieve.

Miró a los ojos del animal y durante segundos pareció hacerse el silencio, dejó de escuchar los relinchos atronadores. Despacio, sacó su pistola Astra de 9 mm y disparó mientras una lágrima recorría su mejilla izquierda. Esa fue la penúltima vez que disparó aquella arma.

LETRA MENUDA. VERDES Y RASGADOS. Folletín melodramático en tres Actos.

Parte I. 15 DE NOVIEMBRE DE 1935

Rodrigo Nuñez subió esa tarde los cincuenta y cuatro peldaños de mármol que conducían hasta el lupanar que regentaba mademoiselle Trenant, una viuda que presumía de haber tenido como clientes a los más destacados artistas de Monmartre. Los viernes por la tarde el salón del pequeño piso del centro de la ciudad se llenaba de bachilleres de familias bien de toda la provincia, que apuraban sus pagas antes de volver a casa el fin de semana.

El burdel tenía fama de local con clase, con un aire algo decadente y bohemio. Mientras una gramola inundaba el aire con boleros y canciones francesas, las chicas vistiendo batines de seda desfilaban entre los clientes que apuraban sus copas de Cognac.

Rodrigo hacía tiempo que venía sólo, sin compañía de sus amigos, para encontrarse con Carmelita. No había faltado ni un viernes a su cita, desde aquel día de agosto en que sus hermanos mayores le llevaron para que se estrenase a lo grande. De no ser porque sus hermanos reconocerían aquellos enormes ojos verdes y rasgados, hace tiempo que la hubiese sacado de aquel lugar, liberándose de la angustia que le producía imaginarla con otros hombres, hace tiempo que le hubiese pedido matrimonio. Su familia podría llegar a tolerar que acabase con alguien que no fuese de su clase social, pero jamás con una puta.

Ese año Rodrigo acabaría sus estudios de ingeniería, y su padre le había preparado un prometedor futuro en Casablanca, donde sus contactos le garantizarían un buen cargo en la empresa francesa encargada de la construcción de la línea de ferrocarril.

Rodrigo esperaba ansioso la llegada del viernes, nada le importaba el grupo de hombres con brazaletes de la CNT que se apostaban cada tarde bajo el burdel y murmuraban a sus espaldas, nada ni nadie podía evitar que cada viernes fuera a mirarse en los ojos de Carmelita, para morder suavemente cada rincón de su piel y sumergirse finalmente entre sus muslos torneados. Otras tardes las pasaban riendo como novios, o charlando durante horas sin ser conscientes del tiempo. A mademoiselle Trenant tampoco le importaba el tiempo, sabía que el dinero nunca fue problema para aquel joven, no en vano pertenecía a una de las familias más acaudaladas de la zona.

Rodrigo simplemente se entregaba a disfrutar del momento, sabiendo que el año próximo estaría en África, lejos de todo, lejos de Carmelita…

domingo, 5 de diciembre de 2010

VISTO Y OIDO. LOS EFECTOS DEL LEVANTE

Bicheando por internet he encontrado esta grabación de una llamada a la comisaria de policia nacional Cádiz. Es real... Atención altavoces y disfruten.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

VISTO Y OIDO. PELILLOS DE PUNTA.


Todos alguna vez viendo una película hemos sucumbido a la erección capilar antebracil, provocada por el discursillo épico de turno. Incluso los más machotes se han visto sorprendidos por el amago de brote de una lagrimilla rebelde. ¿Quién no se ha emocionado alguna vez con el speech de william wallace, viendo a los jamaicanos llevar a hombros su bobsleigh entre los aplausos del público asistente? ¿Quién no salió de pequeño del cine, empuñando la espada imaginaria mientras silvaba la musiquilla de Willow?.



Mi preferido sin dudas, escarpialmente hablando....





"Mi nombre es Máximo Décimo Meridio, comandante de los ejércitos del Norte, General de las Legiones Félix, leal servidor del verdadero Emperador Marco Aurelio, padre de un hijo asesinado, marido de una esposa asesinada, y voy a vengarme en esta vida o en la siguiente."