MARIANO
Aquello no entraba
dentro de sus planes, Siempre se había definido asimismo como un señor de
provincias, como una persona formal y seria... Sabía que este momento llegaría,
que la carrera política exige ciertos sacrificios, y que finalmente todo el
mundo deja sus principios a un lado, pero todo estaba resultando especialmente
dificil.
Mientras sentía como
las gotas de sudor frío le recorrían la frente, Jorge frente a él se atusaba el
pelo frente a uno de los grandes espejos del vestíbulo. Mariano pensó en su
mujer y en las niñas, e imaginó la vida que podía haber tenido como Registrador
de la Propiedad en Santa Pola. Había renunciado a esa vida apacible por España,
por servir al pais, pero nunca imaginó un sacrificio tan grande...
Jorge se acercó
ajustándose el nudo windsor de su corbata, luciendo la sonrisa de embaucador
forjada en sus años de diplomático. Aquel tipo joven entendía los códigos de la
política moderna, resultaba estimulante ver como se desenvolvía en Chicago con
ese inglés fluido, representaba el futuro, a esa España emprendedora y capaz
que nadie parecía dispuesta a ver.
- "Presi, te
veo de lujo..." "¿Te has puesto lo que hablamos?" - dijo
mientras se colocaba el flequillo con el dedo índice y pulgar.
Mariano le miró
fijamente reprimiendo cierta indignación...
- "No me toques
los cojones Jorge, pensé que veníamos a hablar de economía, no me veo con esa
mierda puesta, me parece de maricones..."- contestó sin lograr evitar
levantar la voz más de la cuenta. Cuando se enfadaba no podía evitar hablar
alto y revelando sus problemas de dicción, que había aprendido a disimular
gracias a la ayuda del mejor logopeda de Madrid.
- "Presi no te
hagas mala sangre, por lo menos es una tia, piensa que podía haber sido un
maromo"
- "¿Una tía
cabrón?, una tía más fea que un mono. En principio creo que voy a pasar, ceno
con ella, me despido y listo... no creo que hablase en serio"- Dijo el
presidente mientras se buscaba el pastillero en el bolsillo derecho de su
americana de lana fría.
- "En el barco
me lo ha dejado muy claro... Presi, por España coño!!!, como los tercios de
Flandes, si hay que bajarse al pilón, se baja y punto, piensa en los parados,
en la prima de riesgo, si la tipa esta se ha encaprichado, se cumple y
punto."
El hombre joven
apretó insistentemente el botón de llamada del ascensor, con una actitud mezcla de nerviosismo y enfado, a él tampoco
le gustaba verse en esta situación. El presidente era su jefe pero también su
amigo, solo eso explicaba que se encontrase en ese momento llamando al ascensor
del Trump International Hotel & Tower de Chicago.
- "Jorge,
debería llevarle algo, no se... unas flores"- dijo el presidente mientras
miraba los dedos de su mano derecha - "¿Me quito la alianza?-
- "Le vamos a
llevar un carajo y una caja de Ferrero Rocher, no me jodas coño!!!, no te comas
la cabeza se trata de cumplir, de saltar al ruedo y mariscar como un percebeiro
de la Costa da Morte".
En ese momento un
timbre súbito llamó la atención de los dos hombres, el ascensor se abrió con
parsimonia y entre la gente un hombre canoso salió el primero con los ojos
vidriosos...
- " Mr.
Papoulias..." - dijo el hombre joven mientras hacía un ademán entre
reverencia y saludo.
El hombre no levantó
la mirada del suelo y aceleró el paso en dirección a la salida, mientras los
distintos mandatarios y diplomáticos que leían la prensa en los sofás del
vestíbulo, murmuraban sonriendo... Antes de salir del edificio un individuo le
cerró el paso haciendo una V con sus dedos índice y corazón, que llevó frente a
la boca para meter la lengua entre ellos y moverla de forma rápida, todos
aquellos altos mandatarios comenzaron a reirse a voz en grito como si fueran una manada de chimpancés.
El presidente
asistía perplejo a aquel espectáculo cruel, viendo como el hombre canoso se
montaba en su coche oficial. Mientras entraba en el ascensor no pudo evitar
soltar un comentario breve y apagado, conducido con un sutil hilo de voz que
podría confundirse con un suspiro...
- "Hijos de
Puta...."
No hay comentarios:
Publicar un comentario