“Da el primer paso con
fe, no tienes que ver toda la escalera. Basta con subir el primer escalón”.
Martin Luther King
Estas últimas semanas ha cambiado sustancialmente la vida de
este humilde blogger, y súbitamente he pasado de una apacible vida pseudo-burguesa
al más absoluto de los caos, retrotrayéndome a tiempos no muy lejanos, que
parecían olvidados.
Concretamente el viernes asistí al intento de desalojo por
parte de empleados de seguridad privada de un compañero que lleva años trabajando
de forma eficiente para… la Junta de
Andalucía.
No es conocida la situación de cientos, quizás miles de
trabajadores en la Administración Andaluza (me consta que en muchas Administraciones,
no sólo en esta), donde mediante contratos administrativos de todo tipo, se
enmascaran situaciones de laboralidad en fraude de ley. Esto es un sistema
perverso: hay una necesidad, se contrata a un tipo dado de alta de autónomo
para cubrirla, de modo que nos ahorremos sacar nuevas plazas de empleado
público, nos ahorramos un montón de costes en seguridad social, y lo más
importante tenemos un trabajador al que continuamente estaremos recordando la
suerte que tiene por tener trabajo con los tiempos que corren, continuamente
con miedo y dispuesto a hacer cualquier cosa que nadie quiera hacer, a echar horas
extras sin cobrar, a viajar sin percibir ningún tipo de dieta o a someterse a
una total arbitrariedad a la hora de percibir los salarios, ya que como se cobra
contra factura (se supone que somos autónomos) se pueden paralizar las mismas
en función de la disponibilidad de crédito de la Administración. Cuando leáis
que la Junta paga al día, acordaros de lo que estoy diciendo, y pensad que un
montón de trabajadores, entre los cuales me incluyo llevamos sin cobrar desde
el pasado mes de marzo (a fecha de redacción de estas líneas estamos a finales
de Julio)
Trabajadores sometidos a un horario, con despacho en las
distintas Consejerías, correo corporativo, extensión de teléfono, inserto en el
organigrama de trabajo y de vacaciones junto al resto de compañeros, etc. No
estoy hablando de trabajadores poco cualificados, se trata de Ingenieros,
Licenciados en Derecho, Arquitectos, Economistas…, son esos que no ves en
ninguna manifestación, que no hacen desayunos de una hora, que dedican sus
jornadas laborales a currar, de modo que la administración garantice unos
mínimos de eficiencia, que de otro modo sería imposible de asumir.
La cuestión es que hace unos días se nos ocurrió a un grupo
de compañeros, poner de manifiesto esta situación ante la administración y
reclamar que se nos reconocieran nuestros derechos, después de estos años de
trabajo abnegado, de partirnos la cara por “La Casa”. Pese a que la
administración tiene un plazo de un mes, para dar respuesta al citado escrito,
han sido de una increíble eficiencia y en pocos días han comenzado las
represalias de forma virulenta (retirada de nuestros equipos informáticos, de
las cuentas de correo electrónico, del acceso a internet, nuestros terminales
telefónicos etc…) de manera que la oficina que ocupo actualmente difiere poco
de una oficina de los años 50, no solamente por la vuelta a lo analógico, al
lápiz y al papel de calco sino por las situaciones que estamos viviendo que
nunca pensé viviría en una institución democrática.
Llevamos dos días sin posibilidad de desempeñar nuestro
trabajo, con un departamento paralizado y sin actividad, ya que los jefes han
dejado de comunicarse con nosotros.
Para los que no seáis españoles (que me consta que hay muchos
lectores…) os aclaro que la Administración para la que trabajo no pertenece a
ningún partido neoliberal, amante de la doctrina del teaparty, no está
gobernada por amanecer dorado, ni por ningún tecnócrata siervo de los mercados,
está gobernada por una coalición de Socialistas y Comunistas, teóricamente los
partidos de los trabajadores… si estos son los partidos de los trabajadores,
dios me salve del de los patronos… acordaros de este post, cuando el insigne
Griñan salga en la tele diciendo que en la Junta de Andalucía no se despide a
ningún trabajador…aunque pensándolo bien, a un esclavo no se le despide.
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