miércoles, 24 de octubre de 2012

AFORISMOS. CIENCIA FICCIÓN

"De ciencia ficción serán las historias que contaré a mis nietos en torno a una fogata, fabulosas historias de cuando en España se comía tres veces al día"

AFORISMOS. LA MARCA ESPAÑA

"La marca España es el hacendado de los paises".

miércoles, 10 de octubre de 2012

RECETAS PARA SALIR DE LA CRISIS. FN SCAR



Hola amigos,
Benvenidos a vuestra cita con la economía. Hoy tenemos una receta extraordinaria contra la crisis, desde mi punto de vista el mejor fusil de asalto que se fabrica actualmente: El FN Herstal SCAR, es fusil modular diseñado y fabricado por la compañía belga de armamento Fabrique Nationale de Herstal (FN) para el Mando de Operaciones Especiales de los Estados Unidos (SOCOM). Para la licitación se convocó un concurso al que acudieron los primeros espadas del armamento mundial y el SCAR ganó sobradamente.
Es una herramienta financiera muy solvente, pero debe ser cara, ya que a pesar de estar presente en todas las ferias de armamento del mundo pocos son los ejércitos que cuentan con ella en su arsenal. Seguro que muchos podrán capitalizar sus prestaciones de desempleo y hacerse con una de estas herramientas para el asalto a Eurovegas o defenderte cuando los “Fallschirmjäger” acudan a tu casa embozados en la oscuridad de la noche, para arrancar a tu hijo resistente de los brazos de su madre.
En la imagen, vemos el SCAR con todos sus accesorios cual pin y pon, en color TAN desértico muy útil para los que viváis en Almería o cerca de los Monegros.

VISTO Y OIDO. EL LLAMAMIENTO DEL DOCTOR RATH

Cierto es que este médico alemán está abonado a la polémica y que esta conferencia tiene cierto tufillo conspiranoico que seguro tiene que ver con su demanda a Bayer. No obstante es estimulante leer entre lineas, lo que muchos pensamos...


lunes, 8 de octubre de 2012

DE CUANDO ERAMOS IMPERIO. TRANSCRIPCIÓN DE UN ARTICULO DE D. ARTURO PÉREZ REVERTE

No es la primera vez que cito en este blog a Don Arturo Pérez Reverte, y sobre todo no es la primera ni la última que haré referencia a la pena que me da ver la actual situación de este pais, cuyo nombre hacía temblar a los niñios en centroeuropa y hacía que apretasen el culo los soldados más valientes de Flandes, Alemania o Inglaterra... Ayer tuve la desdicha de escuchar en Salvados a un tipo, que creo que era el embajador de Alemania (no estoy seguro lo pille empezado...) diciendo que el futuro es paro o precariedad... entiendo que este es el futuro consul, pretor o como coño vayan a llamar a la persona que va a guiar los destinos de España, lo que si es cierto es que viendo a personajes como este, entran ganas de alistarse en el tercio viejo... Sin más dilación les dejo con Don Arturo:

CUARTOS DE FINAL EN GOES

"Me pide la afición otro de esos episodios históricos que cuento de vez en cuando, más que nada porque casi nadie habla de ellos. Bien mirado, si nos agrada que nuestras selecciones y equipos ganen partidos de fútbol, carreras ciclistas y medallas olímpicas, y recordamos con entusiasmo el gol de Zarra o el tour de Bahamontes, no veo por qué hemos de ignorar otra clase de confrontaciones y campeonatos donde nuestros paisanos, durante siglos, se estuvieron jugando algo más que una final de copa. A fin de cuentas, por poco que nos guste aquella España y lo que tenía dentro, los jugadores del equipo eran los nuestros. Tatarabuelos y gente así. Con nuestra camiseta.

Esta vez le toca al socorro de Goes, cuyo 440 aniversario se cumplirá el 20 de este mes. Corría el año 1572, y las provincias holandesas afirmaban su rebelión contra una España que, como de costumbre, luchaba sola contra medio mundo. Ocho mil soldados holandeses reforzados por los habituales ingleses, protestantes alemanes y hugonotes franceses, cercaban el pequeño enclave de Goes, entre las bocas del Escalda, donde cuatrocientos españoles aguantaban como podían, dientes apretados, esperando socorro. Correspondía éste a un ejército enviado por el duque de Alba, bajo el mando de don Sancho Dávila y el maestre de campo Cristóbal de Mondragón, que se había visto detenido por falta de embarcaciones y la solidez de la defensa enemiga. Goes iba a quedar abandonada a su suerte; y la guarnición española, mandada por un duro capitán llamado Isidro Pacheco que tenía orden de no rendirse ni harto de vino, sería pasada a cuchillo. La suerte parecía echada. Y entonces, a alguien se le ocurrió un plan.

Había un vado, contaron algunos pescadores. Un paso de tres leguas y media: diecisiete kilómetros que la marea baja descubría durante unas horas hasta la altura del pecho de un hombre. Echándole hígados al asunto, entre dos mareas podía intentarse cruzar de noche por ahí; con el peligro de que si quienes lo hicieran se retrasaban o quedaban atrapados en el fango, los pillaría la creciente y se ahogarían todos. Pero, como se decía entonces, no se pescaban peces a bragas enjutas; así que el maestre de campo Mondragón, un correoso veterano de los tiempos de Carlos V, las campañas de Italia, Túnez y Alemania, dispuso una fuerza de 2.500 españoles de los tercios viejos, reforzados por valones y tudescos. Luego los hizo formar en la playa al atardecer, y llamándolos «compañeros míos» -funesto halago que al soldado español siempre le anunciaba escabechina segura- largó un discurso con tres argumentos básicos: que él iba a ir delante dando ejemplo, que si no cruzaban rápido y en silencio se ahogarían todos, y que una vez al otro lado no iban a dejar un puto hereje vivo. Luego le dijo al capellán que diera a todos la absolución preventiva, por si las moscas. Y mientras la tropa se persignaba y blasfemaba por lo bajini, el maestre de campo se quitó la botas y se metió el primero en el agua. La verdad es que fue admirable. Imaginen a dos mil quinientos tíos, la mayor parte morenos y bajitos -había entre ellos muchos arcabuceros vascos, por cierto-, protestando de todo, agarrados unos a otros para que no se los llevara el agua, con la marea por el pecho, llevando en alto los saquetes de pólvora, el pedernal y las mechas en la punta de picas y arcabuces. Diecisiete kilómetros de noche, chapoteando a oscuras, mojados hasta la barba, heridos los pies descalzos en las piedras y cascajos, fatigados por lo pegadizo del fango. Sintiendo subir poco a poco la marea mientras se preguntaban qué puñetas estaban haciendo allí, de noche y a remojo, en vez de estar pidiendo limosna como señores en la puerta de una iglesia de Talavera, Hernani o Sevilla. Pero hubo suerte: sólo se ahogaron nueve. Los menos altos.
Y ahora imaginen la escena. La mala hostia con que esas criaturas llegaron a la orilla. Esa luz gris y sucia del amanecer. Esos holandeses e ingleses que de pronto ven asomar a dos millares y medio de homicidas barbudos, sucios de barro, con ojos de locos y unas ganas desaforadas de quitarse el frío degollando a mansalva. Y claro. Por mucho que corrieron hacia sus embarcaciones, no les dio tiempo a todos. A pirarse. He buscado cantidades exactas: Fernández Duro habla de dos mil palmados y Bentivoglio se limita a decir «mataron muchos». La cifra más creíble son 800 holandeses e ingleses pasados por la piedra, entre los acuchillados y los que se ahogaron intentando salvarse. Y oigan. Parece un resultado más bien sangriento para cuartos de final. Tampoco estaba allí Manolo el del bombo, ni Iker Casillas con arcabuz. Pero qué quieren que les diga. Eran otras ligas. Eran otros tiempos."