jueves, 3 de octubre de 2013

VERANO AZUL. EL CÓDIGO DA VINCI IBÉRICO. PARTE II



Ya se comentó en otro post, que como resultado del proceso de ahuyentar los fantasmas de mi niñez, del análisis introspectivo al que me he sometido en un intento de descifrar los motivos por los que mi madre no me dejaba ver la serie Verano Azul, se me han revelado las claves ocultas de esta obra terrible y genial a partes iguales,  las muchas claves y mensajes que oculta y que deberían hacernos pensar en su concepción como método de control mental y adoctrinamiento de una generación a la que los Servicios Secretos preparaban para que la transición se hiciera de forma ordenada y utilizaron a Mercero, como la CIA utilizó a Kubrick para rodar el falso aterrizaje a la luna.

Hoy quiero centrar esta entrada en la figura de Chanquete, aquel marinero jubilado que vivía sólo en un barco varado y tocaba el acordeón. Puede parecer romántico, entrañable, para todos los que visteis verano azul con el esponjoso y manipulable cerebro de niño, pero ahora que sois padres preguntaos: ¿A cuántos de vosotros les haría gracia que vuestro hijo/a se fuese a jugar a un barco abandonado con un viejo solitario?. Da grima, verdad?, no nos engañemos Chanquete era un homeless, un vagabundo solitario que es harto probable que oliera a vino.



La intención primigenia de incluirlo en el reparto era que fuera un alegato contra la antigua ley de vagos y maleantes franquista que entre su articulado recogía citas como esta:

"A los homosexuales rufianes y proxenetas, a los mendigos profesionales y a los que vivan de la mendicidad ajena, exploten menores de edad, enfermos o lisiados, se les aplicarán para que las cumplan todas sucesivamente, las medidas siguientes..."
 
Pretendía posicionar a aquel hombre sin hogar como un cúmulo de virtudes (amante de la música, sensato consejero...), cómo una víctima de la sociedad capitalista, en un claro guiño a la nueva realidad política del país y a las corrientes progresistas de pensamientos que se iban instalando en la sociedad.
 
Pero Mercero sabía que no estaba siendo honesto como cineasta, necesitaba rodar aquello ya que a cambio le habían  prometido financiación para lo que entonces él pensaba que sería la obra de su vida: "Farmacia de Guardia". Ante este dilema vital, es cuando el genio se muestra en su verdadera magnitud, dejando avisos ocultos en su obra sobre la realidad manipulada que le estaban forzando a vender y que él como creador entendía más poliédrica, con más matices, con muchas sombras además de las luces que la serie mostraba, luces con las que los niños de mi generación quedaban cegados e indefensos como una liebre alumbrada por los faros de un coche.

Así, si analizamos fotograma a fotograma las imágenes del interior de "La Dorada 1" fundamentalmente en el capítulo en que Chanquete va a ser desahuciado, ocultos entre las cuadernas del barco, aparecen en fracción de segundos cartones de Don Simón vacíos. Ademas de esto Ferrandis siempre aparecía excesivamente maquillado en las mejillas y nariz en un claro intento de lanzar un aviso a navegantes.

Por otro lado, las últimas investigaciones encargadas por la revista francesa "Cahiers du Cinéma" afirman sin lugar a dudas que Verano azul ponía sobre la mesa el tema de la pederastia, no sólo porque con Pancho se quería  mostrar la figura del efebo clásico que vivía amancebado con esta suerte de filósofo contemporáneo, de oráculo estival, sino por el trasiego de niños que iban y venían al barco para estar con un viejo extraño. En este sentido es curioso como siempre que  Tito y Piraña iban a ver a Chanquete al barco, justo en el plano posterior aparecían con un helado, ¿coincidencia? Con el maestro Mercero no... Esto se hace manifiestamente patente, cuando en el capítulo 23, Chanquete tiene que darle a Piraña un papel que le ha dejado Julia para que se lo entregue al niño y que tiene que ver con la separación de sus padres; Chanquete mira a Piraña y le dice: "Pasa dentro que te voy a dar lo tuyo..." Creo que no es preciso añadir más sobre este tema.

Tmbien es cierto que Mercero, dando muestras de ese talento visionario, o de la información que supuestamente manejaba, se anticipa muchos años a la crisis inmobiliaria, y al actual drama de los desahucios y lo hace mostrando el intento de desalojo de su barco varado a Chanquete, víctima de la presión especulativa.  Con la escusa de un número musical, Mercero coló al sistema una bomba de relojería, los niños de verano azul cantando una versión de Joan Báez: "del barco de chanquete no nos moverán" estaban sembrando en el subconsciente de aquellos niños el espíritu de los indignados.

El 15M se fraguó delante de un telefunken de lomos de madera.