Me importa poco lo que el jefe del estado haga con su tiempo de ocio, me da igual que el anciano monarca haya informado al gobierno de su viaje a Botswana o el calibre del rifle con el que abate a esos animales africanos. 
Lo que verdaderamente me indigna es que en medio de la tormenta económica que nos azota, en esta situación de recortes presupuestarios, de pérdida de derechos y de esfuerzo colectivo, este señor se gaste 36.000 euros en cazar un elefante. Si fuera el señor Botín, Roig o Amancio Ortega diría ¡Ole sus cojones que puede pagárselo! pero en este caso al ser dinero del contribuyente solamente cabe la indignación.
En los tiempos que corren no conviene abusar de la exhibición y debería entretenerse comiendo cigalas de tronco en la zarzuela, yendo a cazar zorzales con Froilán en cualquiera de las fincas que la corona tiene en España o echando una mano en alguno de los comedores sociales de cáritas, donde cada vez más de sus subditos se ven obligados a comer mientras su majestad se dedica a la actividad cinegética a costa de los impuestos de todos los españoles.
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