viernes, 10 de febrero de 2012

BESTIARIO IBÉRICO. VISTO EN LAS CALLES. “Born to be wild”

Volvía de hacer unos kilómetros en bici, cuando a las afueras, en una zona de expansión de la ciudad vi una imagen cuanto menos curiosa.

En un solar un hombre joven con una gorra campera, montaba a caballo dando círculos bastante rápido. Un tipo orondo, descomunal e hiperbólico montaba un caballo extrañamente pequeño; no era un pony pero era una especie de caballo con tara, no se parecía excesivamente pequeño, quizás como consecuencia del grotesco jinete que lo montaba.

Si ves a un tipo de estas dimensiones montando tan rápido, no puedes evitar imaginar a una especie de tribu urbana en plan “Ángeles del Infierno”, pero rocieros, no se, una cofradía rara como el grupo motero que lideraba Marlon Brando en “El salvaje”, que recorrieran los caminos del Rocío en sus caballos enanos, armando gresca en las ventas ubicadas entre Villamanrique y Almonte.

El tipo sonreía mucho viéndose tan rápido, sintiendo esa velocidad extrema en el azote del viento en su cara, soñando despierto que el caballo no existe y que es ligero y rápido, una suerte de centauro contemporáneo de La Rocina…

…caún es caún y sus cauneces.

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