domingo, 5 de febrero de 2012

CARTAS A LOS FILIPENSES. HACIA LA EXTINCIÓN...PERO SIN DRAMAS




Quizás el que lea estas líneas considere el texto como innecesariamente provocador, para nada es la intención.

Básicamente quiero revelar en estas líneas es que el ser humano esta predestinado a la extinción, y ya está, quiero exponer este hecho sin recomendar acto seguido que hacer para evitarlo o a que divinidad debemos encomendar nuestras plegarias… señoras y señores nos vamos a extinguir, y como es inevitable no hagamos dramas: “carpe diem”.


El ser humano en su código genético lleva escrita su extinción y es un tema que debemos aceptar con resignación, especialmente los que tenemos la suerte de vivir en el primer mundo. La mayor parte de las especies que han vivido en nuestro planeta han desaparecido con mayor o menor dignidad y la rueda ha seguido girando, es parte del juego evolutivo. La raza humana se extinguirá por una pésima gestión de los recursos naturales y sobre todo moriremos de éxito, y la extinción será el peaje a pagar por el desarrollo de nuestra especie y los logros tecnológicos, médicos, etc, que hemos alumbrado a lo largo de la historia.


A lo mejor nos topamos con un asteroide asesino y acelera el proceso, pero no necesitamos ninguna causa exógena para suicidarnos de manera colectiva. La pésima gestión de los recursos naturales, su agotamiento desbocado, la contaminación desenfrenada, nos lleva de manera cada vez más clara a un desastre que parece inminente. Temperaturas medias que se incrementan cada año, casquetes polares que empiezan a desaparecer, glaciares que retroceden casi a la carrera…



No me malinterpreten, esto no es un discurso Algorista ni les voy a conminar a un suicidio colectivo o a danzar desnudos en torno a la hoguera, simplemente se trata de exponer que somos una población que crece sin cesar con unos recursos limitados. Tradicionalmente había métodos de control “naturales” a modo de grandes epidemias, guerras mundiales y sobre todo la sólida estructura que ha venido sosteniendo el modo de vida en el que unos no deben tener nada para que nosotros lo tengamos todo y esto ha favorecido una sima en la esperanza de vida.


Pero el ser humano no ha dejado de avanzar, no solamente en la tecnología o el conocimiento aplicado, sino también en las disciplinas sociales, castrando progresivamente nuestros instintos primarios, de modo que cada vez avanzamos como humanos, retrocedemos como animales y en consecuencia nos alejamos de los códigos de la naturaleza. Hoy en día a pesar de que muchos pacifistas lancen soflamas incendiarias, el mundo es un lugar mucho más seguro, civilizado y pacífico que antaño.



El odio está ahí, eso nos hace humanos, pero se dan muchas menos guerras y sobre todo las que hay son mucho menos cruentas, es decir a pesar de que en toda guerra mueren inocentes, hoy en día la opinión pública es intransigente con la muerte de civiles, y salvo en lugares remotos, prácticas habituales en las guerras del mundo clásico están totalmente obsoletas, como exterminar a todos los varones (hombres y niños) cuando se invadía un territorio. Este avance social innegable ha reducido a mínimos la eficacia de los conflictos armados como medio de control poblacional.


Por otro lado la medicina ha llegado a cotas nunca vistas de desarrollo incrementando la esperanza de vida de la población. Sin querer entrar en la polémica y muchos menos en la demagogia, cuando vemos a nuestros abuelos con 90 años gracias a la química, además de alegrarnos del regalo que supone disfrutar de la compañía de un ser querido durante un tiempo que podríamos definir como extra, nos planteamos que quizás consuma los recursos que le corresponderían a él y por ejemplo a un niño recién nacido en Somalia cuyo ciclo vital es de un par de días. En resumen el desarrollo de la medicina incrementa la esperanza de vida en contra de los códigos de la naturaleza y este mágnifico progreso reduce la eficacia de la enfermedad como medio de control de la población.


Es duro lo comentado, pero el mundo funciona así y debemos aceptarlo (el que aún no lo haya hecho), nuestro bienestar requiere el sufrimiento de otros, os pondré un ejemplo que espero sea ilustrativo: para que nuestros móviles de última generación, tablets y demás dispositivos tecnológicos funcionen, necesitamos Coltán (compuesto de columbita y tantalio, con una conductividad hasta 80 veces más que el cobre), es un mineral que se extrae fundamentalmente en el Congo y que está detrás de los episodios bélicos que se dan en la región (¿recordáis las matanzas de hutus y tutsis?), pues bien lo más curiosos es que este mineral se encuentra por caprichos del destino en yacimientos a mucha profundidad y por cuestiones de eficiencia en su extracción resultan especialmente indicados los niños, que con sus pequeños cuerpos son los que mejor caben en los recovecos.


Se calcula que cada kilo de Coltán que se extrae cuesta la vida a dos niños (quién quiera puede buscar en google coltán y encontrará extensa información sobre el tema). ¿no lo sabías?, pues ya lo sabes , pero lo más importante ¿pensarás en esto cuando utilices tus puntos de vodafone para cambiar tu terminal en funcionamiento por otro más sofisticado?, la respuesta es no, y ese es el espíritu que nos llevará a la extinción, pero que no se sienta nadie mal esto está escrito en nuestro adn, el ser humano es así y ya está. Ahora bien todos podemos colgarnos una pancarta de cartón y salir a la calle, hacer una acampada y tocar los timbales por las hambrunas en el cuerno de África, sin preocuparnos por la persona que duerme en un cajero cerca de casa, por los niños que pasan necesidad en los poblados chabolistas etc… somos así, nos gusta la desgracia lejos de casa, dar un eurito para el Domund y apagar el telediario cuando salen los negritos con la barriga hinchada, no nos vaya a amargar la comida.


Por eso como dije al principio no vendo solución, ni remedio, creo que todos lo hacemos muy bien viviendo en la ignorancia, el día a día. No en vano nosotros que un día fuimos súbditos, luego ciudadanos y ahora consumidores nos hemos convertido en una especie programada para consumir, agotar, no pensar. Es el “carpe diem” salvaje. Con un poco de suerte, pensamos los que así nos comportamos ¿verdad?, el desastre no se produzca o cuando llegue ya no nos afecte.


¡Yo no pienso en esas cosas!... claro que no, funcionas como un autómata igual que yo porque responde a tu naturaleza humana, el actual sistema se lleva desarrollando durante muchos siglos, y es un engendro magnífico porque explota todo aquello que nos hace humanos pero desde nuestro cerebro reptiliano. Yo no sabía que el balón de la liga que le compré a mis hijos está cosido por niños en Asia, yo no sabía que durante siglos hemos expoliado las materias primas de países tercermundistas para sostener nuestras florecientes y prósperas sociedades, manteniendo a toda suerte de dictadores. Todos lo sabíamos o deberíamos saberlo y por eso somos responsables, o mejor dicho copartícipes de esto. Acaso alguno de nosotros renunciaría a la mitad de nuestras riquezas, propiedades y derechos a favor de esas personas que no tienen nada (el que diga que si lo puede hacer mañana mismo…), la respuesta es no, porque vivimos de esto, este es nuestro negocio, el negocio de la desigualdad, el negocio de la muerte y la miseria a miles de kilómetros de la tranquilidad de nuestros barrios residenciales. Sin dudar si ellos estuvieran en tu lugar lo haría porque también son humanos, pero les ha tocado vivir en el lado marrón de la existencia, por eso esta noche cuando le reces a tus deidades, da gracias a tu Dios de que tus hijos vayan a la escuela gracias a que otros niños buscan basura en los vertederos de Bombay.


Esto que estoy exponiendo aquí sobre la extinción del ser humano, con mi limitado conocimiento y talento, ha sido tratado por reconocidos autores como Stephen Hawkings que ve a la especie humana como si fuera un grupo de nómadas que agotan todos los recursos de un área determinada, “contaminando y dañando el medio ambiente, y dejando luego ese lugar para buscar otro nuevo que explotar”. Según el científico, tal ha sido el impulso que ha movido la historia de la humanidad. Pero ahora, aunque seguimos en plan Atila, la cosa es mucho peor, pues hay un elemento devastador: las nuevas tecnologías, que pueden destruir más rápido.


Hawkings llevando el tema a su terreno expone que si nos vamos quedando sin espacio habitable, finalmente no habrá nuevos lugares donde ir y perecerá la especie humana. Justo entonces, cuando nos quedemos sin espacio habitable, se abrirá un nuevo horizonte para el planeta que, ya sin seres humanos, podría volver a respirar tranquila.

La frase “cuidar del planeta”, según la tesis de Stephen Hawkings, sería equivocada, pues el planeta estará mucho mejor sin nosotros, se salvaría. Así que no tienen de qué preocuparse ni ambientalistas ni ciudadanos concienciados con el medio ambiente: el entorno acabará por sobrevivir a la explotación humana, pero ni nosotros ni las futuras generaciones vivirán para verlo.


Para todos aquellos que se definen como ecologistas, animalistas y demás fauna y flora, comentar que si verdaderamente quisieran hacer algo por el planeta, deberían colgar las flautas, guardar los bongos, dejar de despelotarse en Sanfermines, buscar esas bombas sucias de la extinta URSS y traicionando a la especie humana organizar una hecatombe que libere al planeta de ese virus llamado humanidad, se trata de hacer el trabajo sucio, como el meteorito hizo con los dinosaurios.


No debemos sufrir por ser hipócritas, la hipocresía es inherente a la condición humana, no acto aislado cometido por algunos. Moral es hipocresía. Ningún predicador de la moral podría predicar lo que hace porque presentaría un ideal muy mediocre que no entusiasmaría a nadie. No puede predicar lo que hace, sino solamente lo que debiera hacerse y debiera hacer él también. Veracidad es aceptar esta hipocresía: reconocerse como ser humano que vive la condición humana.


Nuestra sociedad está basada en este concepto y nos envuelve a todos con su manto haciendo más llevadera nuestra existencia (nos libera de los conflictos morales para que nos centremos en lo importante: CONSUMIR), pero más bien tendríamos que hablar de cinismo más que de hipocresía. Hoy los poderes de nuestro mundo defienden los derechos humanos, a los cuales necesitan para poder hacer sus negocios de poder. La persecución de pretendidas conspiraciones mundiales asegura que los derechos humanos no sean más que cortina de humo. ¿Cómo pueden conquistar el petróleo de Asia Central sin la cortina de humo de los derechos humanos de los afganos? Los derechos humanos en la boca del poder no tienen otra función que proteger el negocio del poder. Son el medio para un masaje del alma sentimental de aquéllos que no tienen poder y que no deben tenerlo. No hace falta aparentar nada; no hay ninguna hipocresía, sino un simple uso cínico de argumentos. Hasta se hace un campo de concentración en Guantánamo y la cortina de humo de los derechos humanos lo protege (el principal problema de los derechos humanos en Cuba es un partido que se juega en Guantánamo).



Con motivo de la Cumbre de la Unión Europea celebrada en Sevilla en junio del pasado año, la célebre ONG internacional Oxfam otorgó una medalla a la hipocresía a la UE “por la doble moral que promueve en el comercio internacional, porque, por un lado, impulsa la liberalización y eliminación de subvenciones en los países empobrecidos mientras, por el otro, mantiene cerrado su propio mercado y altamente subvencionada su agricultura, lo cual favorece fundamentalmente a las grandes empresas y propietarios, y genera excedentes a bajo precio que son exportados, hundiendo los mercados internacionales y locales”. No dudo que el premio esté bien dado, pero ¿dónde está la hipocresía? Ni la UE ni EU esconden nada, sino que dicen hagan lo que digo, pero no imiten lo que hago, lo que no es hipócrita sino cínico.

Como resumen de lo expuesto entiendo que cada uno debe actuar como crea en conciencia, siendo deseable un uso racional de los recursos y una optimización de la energía , pero sin pasarnos con la psicosis que de nada va a servir, porque los países emergentes (china, india etc…) no van a cumplir protocolo de Kioto ni leche que mamaron (estaría bueno si ahora que están despuntando a crecer les frenásemos con juegos florales de la contaminación del medio ambiente etc, ahora es su momento…), pero con calma que estamos condenados a la extinción, consustancial a nuestra naturaleza. Así que encomendémonos al Carpe Diem intentando mirar al que tenemos al lado por si podemos hacerle la vida un poco mejor y si no por lo menos tratar de joderlo lo menos posible, y encaminémonos disciplinados a la extinción, alegres y risueños como con flores a María.

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